«El éxito depende de la preparación previa, y sin ella seguro que llega el fracaso» Confucio.

Cuando escucho o leo un comentario sobre alguna persona con éxito profesional, me detengo a saber algo más sobre la persona en cuestión a nivel personal y en la mayoría de los casos, aparecen dos cualidades; la perseverancia y la humildad.

Da igual el sector al que se dediquen, si son deportistas, empresarios o profesionales de éxito y la edad que tengan; ya sean jóvenes o con una dilatada experiencia en su especialidad.

Además de esa perseverancia y de ser humildes para aceptar la crítica en momentos determinados y que no afecten en su rendimiento, humildad para saber mantener la misma línea de actitud una vez conseguidos importantes retos.

En el ámbito del fútbol y más concretamente en la figura del portero ocurre exactamente lo mismo. Imaginemos un portero que ha cosechado grandes triunfos, gracias al trabajo y el esfuerzo diario y una vez conseguidos, cambie su forma de pensar y de encajar esos triunfos, convirtiéndose en otra persona distinta, olvidando lo vivido, lo sufrido y los detalles del camino que le ha llevado a ese éxito. Ese cambio de actitud, yo lo denomino «El principio del fin» pues es cuestión de tiempo que lleguen los errores, la frustración y los sinsabores, resultados de «distraer» la atención de lo realmente importante y que le ha llevado a ser lo que ha sido, pero pasado el tiempo, si no se mantienen los valores esenciales sobre los que se ha apoyado en el período previo a los triunfos, se acabará perdiendo.

Es realmente ejemplarizante ver jugar a una «estrella» en el campo, compitiendo y «dándolo todo» en partidos de liga, con condiciones climatológicas adversas y con un rival incómodo; sin duda eso es un ejemplo de «Gestión del éxito».

Para los porteros en período de formación, decirles que aunque escuchen a su alrededor decir «Que bueno eres«, ya sea a sus padres, familiares, compañeros o amigos, que no hagan caso a esas frases de manera literal, porque lo que realmente han querido decir es «que gracias al trabajo que llevas realizando mucho tiempo, gracias a tu nivel de concentración y a la ilusión que tienes por ser un buen portero, hoy has jugado bien, pero que si «bajas la guardia» en cualquiera de los aspectos que te han ayudado a jugar bien, lo más probable es que mañana bajes tu nivel de juego y que si no reaccionas y no te encaminas hacia lo que debes hacer cada día, no sabrás porqué, pero en poco tiempo estarás compitiendo muy por debajo de tu mejor versión».

Y para los padres, madres y entrenadores, recomiendo que no se hagan comentarios en su presencia, tengan más o menos edad, porque el valor que ellos le otorgan a esos comentarios es muy diferente al que le otorga un adulto, que pasados unos minutos ha podido olvidarlo, pero que para el portero puede significar una sentencia sobre su nivel de juego, pues su padre y su entrenador son sus dos grandes referentes.