«Deja que el mediocre se preocupes de tus errores, ocúpate tu de tus aciertos» Refrán castellano.

«De los errores se aprende» «Unas veces se gana y otras se aprende» son frases míticas sobre las cuales basamos fundamentalmente el aprendizaje; por lo tanto, estamos relacionando el aprendizaje con el error y yo me pregunto ¿Y desde el acierto? ¿Por qué no? ¿Por qué no mejorar cada día utilizando las mismas herramientas cuando todo va bien? ¿Tenemos que esperar a cometer errores? Sinceramente pienso que es más por una cuestión de adaptación nuestra que de posibilidades de mejora en ambos casos.

Todos conocemos a porteros que durante toda su carrera deportiva mantienen un alto nivel de efectividad y regularidad en su juego y no dejan de aprender y mejorar de sus experiencias en la competición. Ante esta situación, me vuelvo a preguntar y lo pongo encima de la mesa: y estos porteros, que son TOP ¿Cómo lo hacen?

Mi teoría tiene que ver básicamente con la predisposición. A mi forma de ver y por la experiencia, tanto en mi etapa de portero, como posteriormente, en la de entrenador, puedo asegurar que nuestra conducta es diferente en el acierto que en el error y en cierto modo es natural, pues para empezar,  cuando las cosas salen bien, liberamos hormonas que afectan a nuestro sistema nervioso y a nuestra propia conducta y eso es un hecho objetivo; hasta ahí, perfecto, pero después debemos estar nosotros, con nuestra fuerza de voluntad, que sabiendo de antemano lo que va a ocurrir si las cosas nos salen bien, no planificamos ni utilizamos herramientas concretas, previamente establecidas, para sacarle todo el partido posible a nuestro nivel de aciertos y poder mejorar desde el éxito y la alegría, manteniendo por más tiempo un alto nivel de competencias en la portería.

Cuando cometemos un error, nuestro foco se centra en varios frentes y empezamos a dar mil vueltas a la cabeza con preguntas como por ejemplo ¿Cómo ha sido? ¿Por qué ha ocurrido? ¿Qué debería haber hecho? ¿Qué ha influido? ¿Qué me puede ocasionar ese error para el futuro? y otras muchas que tendrán que ver con la jugada, de manera específica. Después de analizar con dolor todas estas cuestiones, sacamos una serie de conclusiones sobre nuestro juego, las competencias que debemos mejorar, además, en los casos de los porteros que profundizan más, extraemos de nuestras conclusiones, un plan de acción, para poner en marcha cuanto antes, queremos hablar con nuestro entrenador, le proponemos ejercicios y si de nuestra vida personal tenemos que cambiar hábitos porque pensemos que han podido influir, lo hacemos de inmediato.

Y planteo dos últimas cuestiones: ¿Somos tan analíticos cuando terminamos un partido en el que hemos jugado francamente bien? ¿Cómo sería nuestro nivel de juego si lo hiciéramos?

Ahí dejo ambas cuestiones para la reflexión de cada uno…