«Tienes que crear tu propia suerte» Fabien Barthez.

Existen una serie de competencias que un portero debe controlar hoy día, si quiere ser un portero completo, si quiere ser un portero referente en su categoría, en definitiva, si quiere ser un portero deseado por entrenadores, por clubes, incluso por sus propios compañeros.

A nadie escapa que el de portero es un puesto complejo, porque más allá de controlar y evolucionar en el aspecto físico, técnico y táctico; competencias que requieren todas ellas de una dedicación y preparación continua para conseguir los objetivos marcados en estas cuestiones, también tiene la obligación a día de hoy, de conocer y dominar a fondo el aspecto emocional, no menos importante que los anteriores.

En mi etapa como portero y posteriormente en mi período de más de veinte años entrenando porteros de todas las categorías, he conocido porteros con unas cualidades físicas y técnicas que se podrían calificar de portentosas y sin embargo con una baja cualificación en el ámbito emocional, que les ha llevado a no cubrir sus expectativas e ilusiones de llegar a la élite del fútbol, porque siempre han pensado que las carencias en este sentido las podían mejorar aumentando las sesiones y repeticiones de entrenamientos en campo, craso error.

La valentía, la toma de decisiones, la fortaleza de carácter, la capacidad de adaptación a situaciones complicadas que se presentan en la competición; como puede ser, el hecho de encajar un gol, en las que, no solamente, el portero está obligado a reponerse en cuestión de segundos, de las sensaciones que genera haberlo encajado y seguir ofreciendo su mejor versión, independientemente de haber tenido culpa o no en la propia jugada, sino que se debe convertir en un motivador del resto de jugadores, que marchan cabizbajos, cada uno con una historia diferente y personal sobre lo sucedido y “echarse el equipo a la espalda” ayudando desde la portería e insuflando ese “oxigeno” que necesitan, para que todos sigan con un alto nivel de concentración y tensión en el resto del encuentro, de tal manera que sea un equipo competitivo y que pueda luchar para que el resultado caiga de su lado.

Todas estas competencias son, como decía antes, las que hacen diferente a un portero y que el entrenador, en primea instancia y el resto de compañeros, quieran tener en el campo; y la pregunta es ¿Cómo puedo llegar a ser ese tipo de portero que todos quieren tener en sus filas? La experiencia de tantos años me dice que todo se aprende y se mejora, que la habilidad más importante para querer mejorar es la actitud; como bien explica D. Victor Kuppers “Hay habilidades que suman, la actitud multiplica” y que como decimos en KVegas Academy “Querer es poder”; además de la actitud, hay otra serie de cualidades, como puede ser la fortaleza de carácter y la resiliencia, que si se llegan a dominar, harán que el portero, mediante el autoconocimiento, crezca a nivel personal y pueda desarrollar en el campo, todas estas características, que le harán ser un líder en el juego y fuera de él, en la propia vida.

El entrenamiento emocional, si está guiado por profesionales especializados, hará que el portero pueda comprobar las diferencias que existen entre el portero que es en la actualidad y el que quiere llegar a ser y posibilite la creación de un primer escenario de inicio, a modo de punto de partida, una hoja de ruta, para conseguir los objetivos marcados y un sentido al trabajo diario, que en muchas ocasiones genera frustración, cuando no se tienen claros los objetivos o no se revisan periódicamente.

En la actualidad se le reconoce la importancia al entrenamiento emocional, incluso muchos técnicos reconocen el alto porcentaje que significa este trabajo en el posterior éxito del futbolista en general, sin embargo, no se le dedica el tiempo necesario, quedando descompensado, en proporción a las necesidades que los porteros tienen, para poder sacarle partido a este entrenamiento y por ende al propio rendimiento del portero.

En algunos casos, una parcela tan importante como la que nos ocupa, se intenta cubrir simplemente por medio de vídeos motivacionales, previos a la competición. En otros casos, hay porteros que tienen una mayor preocupación a nivel personal por este aspecto y adquieren publicaciones, libros, asisten a conferencias, etc…  todas esas herramientas sin duda son útiles y ayudan, pero nunca podrán ser tan eficaces como un trabajo personalizado, guiado por profesionales con experiencia, que puedan contribuir a la optimización del rendimiento del portero.