LA PACIENCIA EN EL PORTERO

“Alguien maestro de la paciencia es maestro de todo lo demás”.

George Savile

 

Posiblemente estemos hablando de uno de los grandes enemigos del portero en su carrera deportiva y por extensión de uno de los grandes enemigos de la persona en toda su vida.

La falta de paciencia no permite que sucedan cosas a su tiempo y en muchos casos, echa por tierra el trabajo constante de mucho tiempo. Precipita decisiones y modifica actitudes. Se convierte en uno de los mayores obstáculos en la carrera de fondo que supone conseguir nuestros objetivos deportivos y de vida.

Vivimos en la era de la inmediatez y la ansiedad, a golpe de clic y esto nos lleva a la impaciencia y en un paso más adelante a la frustración, que en la mayoría de situaciones no lo es tal, sino que somos nosotros mismos los que la abordamos por no dejar madurar los procesos que todos los objetivos tienen.

La impaciencia es como subir a un autobús urbano que lleva personas de pie a la entrada y no poder esperar a rebasarlas para saber si podemos encontrar asiento al fondo. Solo nos damos cuenta cuando nos bajamos y contemplamos que había sitio de sobra, pero no fuimos capaces de esperar un minuto para averiguarlo y ya es tarde.

En el fútbol pasa exactamente lo mismo y sobre todo en el ámbito del portero, en el que las suplencias son más prolongadas y en muchos casos parece que el mundo se acaba y con él mi carrera deportiva si no juego pronto. Pero la realidad es que los tiempos que podemos tener en nuestra cabeza no son los que pueden tener el cuerpo técnico y ocurre que, por una falta de comunicación, tomemos decisiones precipitadas o desacertadas y, en cualquier caso, no somos nosotros los que decidimos.

En el caso de los más pequeños debemos ir con cuidado porque los cambios de clubes de manera precipitada pueden conllevar un aumento de la frustración si no se consigue el objetivo de jugar de inmediato. Una segunda suplencia generaría dudas en el propio portero. Es como certificar las peores sensaciones y dudas sobre su valía para poder jugar en cualquier equipo.

La recomendación es analizar cualquier situación con la claridad que aporta la reflexión, nunca decidir en caliente. Meditar, pensar y evaluar; de esta forma el porcentaje de error en la toma de cualquier decisión disminuirá considerablemente y por un lado, evitaremos sorpresas desagradables, fruto de la precipitación que nos genera la impaciencia y por otro lado, nos permitirá crecer teniendo la sensación de que actuamos con consciencia y eso nos conduce a la mejora del concepto sobre nosotros mismos, antesala de la autoconfianza, tan importante para cualquier actividad que vayamos a llevar a cabo, ya sea deportiva o personal.