«El portero juega como es»  Paco, un gran amigo de Zamora.

Qué agradable es la sensación que nos genera cuando vemos a personas famosas, sea en el ámbito que sea, que demuestran sus valores humanos, su preocupación por el medio ambiente, por los sectores desfavorecidos o simplemente por los demás, demostrando así, normalidad y cercanía con el resto de los mortales que no tienen ante sí cada día las cámaras de televisión pendientes de ellos.

Aunque el presente ejemplo sea en casos de personas con un nivel de vida premium, salvando las distancias, en nuestras vidas y nuestro entorno pasa algo parecido. Más allá de que el trabajo que un portero desarrolle cada día en el campo deba ser evolutivo en calidad para seguir aspirando a lo máximo, la calidad humana, de su educación el aspecto personal y emocional lo completará o lo perjudicará.

Si nos pusiéramos en la piel de un entrenador, que tiene que decidir que portero alinear en el próximo partido, estoy seguro que tendría en cuenta, sin ninguna duda, las competencias deportivas, pero también las personales y emocionales.

No sería la primera vez qué en el ámbito del fútbol, se escucha lo siguiente, en referencia a cualquier futbolista: “Es muy bueno, pero nos tiene asustados todo el partido, porque en cualquier momento pierde la cabeza y lo expulsan…”

En nuestro mundo, cuando un portero tiene dificultades, por ejemplo, en la toma de decisión en el juego, lo más seguro es que también las tenga en otras facetas de su vida, en aspectos que pueden estar relacionados con su entorno social, familiar, educativo, etc…

Un portero que tiene problemas de comunicación con sus compañeros o que tiene problemas de relación con sus entrenadores, con los rivales, incluso con los árbitros, lo más probable es que también los tenga fuera del terreno de juego y del ámbito deportivo.

He conocido a porteros que se han sentido incomprendidos por su entorno deportivo, que se han sentido frustrados en muchos momentos de su día a día en el fútbol, pero que con el entrenamiento en procesos de transformación y en crecimiento personal, se han ido dando cuenta en la mayoría de casos, que los equivocados en gran parte de las situaciones eran ellos y su forma de entender las situaciones y los escenarios que se les presentaban. También pudieron apreciar que su entorno estaba mucho más receptivo de lo que nunca habían imaginado y dependía en muchos casos de su propia predisposición con el mundo que les rodeaba.

Hoy en día, algunos de ellos, los que han seguido pensando que “todo el mundo” estaba en su contra y que como “soy así” pues “esto es lo que hay”, no han evolucionado y ante su falta de capacidad de adaptación a personas y situaciones, han ido decreciendo en sus aspiraciones deportivas, que a su vez han afectado a sus relaciones familiares y sociales.

En cambio, aquellos que han reaccionado, que han abierto su mente y han ido creciendo deportivamente, en paralelo a su crecimiento emocional,  actualmente son verdaderos líderes en sus equipos, han mejorado su nivel de comunicación con la familia y en su entorno escolar y de amistades y son queridos, incluso admirados por el esfuerzo y la responsabilidad que supone ser portero de fútbol; pero esa admiración también es el resultado de la actitud, de los valores humanos y de la normalidad que cada día con sus actos y no con sus palabras han ido demostrando.