“No se ve bien si no es con el corazón, porque lo esencial es invisible a los ojos” El Principito.
Las emociones se pueden educar por medio de estas dos fases: una primera que incide en la percepción e identificación de las emociones y una segunda que trata sobre la gestión de las emociones.
Los objetivos de mejora a nivel general deben partir desde lo que cada persona siente, es decir, desde el interior de uno mismo y no en base a consejos que provengan del exterior, ya sea por recomendación de terceras personas o desde el criterio de los padres, amigos, familia, etc… desde el exterior ya existen objetivos deportivos que marcan los entrenadores.
Los objetivos de mejora en el ámbito emocional deben plantearse a largo plazo, aunque proponemos que cada día se trabaje con pequeños objetivos para llegar a metas alcanzables, mediante retos atractivos, que ayuden a conseguir el éxito final en este aspecto tan importante en el rendimiento en el juego del portero.
En las sesiones personalizadas de coaching, iremos practicando contigo las diferentes situaciones que se te vayan presentando o que quieras comentarnos para ir dando respuesta a tus interrogantes en cada uno de los casos.
De manera global, vas a trabajar para aprender a percibir y gestionar las emociones, a tomar decisiones responsables, a cultivar la empatía y a establecer relaciones de calidad con los demás. Entrenarás la capacidad para entender los conflictos, sea cual sea el resultado de los mismos, aprenderás a aceptar situaciones que no sean agradables, tales como salir del equipo, una lesión, una suplencia prolongada, etc… sin que llegues a la frustración, al enfado, a la agresividad, etc… es fundamental entender que es posible respetar los criterios de otras personas y disentir a la vez de los mismos, con unas formas correctas.
En el mundo del portero hay muchos casos, tanto a nivel profesional como en el fútbol formativo de porteros que sin tener un gran protagonismo en el terreno de juego, tienen una serie de condiciones humanas y emocionales que les hacen convertirse en imprescindibles dentro del grupo, llegando a ejercer un liderazgo incuestionable (sobre esta cuestión hablaremos con más profundidad en el bloque III). Este aspecto, además de ser beneficioso de por sí, acerca a la posibilidad de aumentar la cantidad de minutos de juego, lo que cumpliría todas las expectativas que cualquier jugador pueda desear. Hablaremos sobre el sufrimiento llegará y habrá que estar preparado para identificarlo y gestionarlo de manera que se convierta en un aprendizaje.
En el caso de los porteros en edad adolescente, consideramos muy importante el trabajo de la empatía, deben aprender a saber ponerse en el lugar de los demás, conocer las emociones de otras personas para poder conectar con ellas y sentirse identificado en diferentes situaciones, empezando por el vestuario, pasando por el propio terreno de juego, y hasta en los momentos de ocio que se comparten con los compañeros del equipo, o con los amigos. Sin ninguna duda, conocer sus propias emociones les ayudarán a saber manejarse mejor con los estudios. Igualmente, es muy importante este aspecto, porque además, a estas edades es fácil que en la relación con los adultos se confunda la preocupación con el enfado y que esta circunstancia genere un deterioro de la relación entre padres e hijos. Por la experiencia de más de 20 años trabajando con porteros en estas edades y manteniendo relación con los padres y madres, estamos en condiciones de asegurar que una de las prioridades que más aprecian en la formación de sus hijos es la educación en valores. En este aspecto cabe decir también, en base a esa misma experiencia de muchos años, que desde la parcela del entrenador de porteros y del padre, recomendamos que se tenga paciencia y se utilicen técnicas sencillas que no denoten reactividad ante cualquier hecho que pueda acontecer. Una de ella es la mítica técnica del semáforo, es decir, contar hasta 40 antes de emitir un juicio o una reprimenda sobre el comportamiento del portero, sea dentro o fuera del terreno de juego. Otra herramienta que consideramos básica para establecer una buena relación, es practicar la escucha activa con el portero, entre otros motivos, para enseñarle a escuchar activamente a él, desde el ejemplo. Esta cuestión la trataremos con más profundidad en el capítulo VI.
En el proceso educativo estamos implicados todos, no hay culpables pero todos somos responsables.
“Allí donde se encuentran los mayores problemas es también donde se consiguen los mayores éxitos”. René Diekstra, profesor de psicología de la Academia Rossevelt,
Estos son algunos de los beneficios que la educación emocional aporta específicamente a la preparación del portero, que como ya hemos comentado anteriormente es perfectamente extrapolable al resto de la vida.
► Desarrollo de las habilidades sociales dentro del equipo.
► Incremento de la autoimagen positiva en el entorno deportivo.
► Aumento del éxito académico, que favorecerá el rendimiento deportivo.
► Mejora de la salud mental para saber interpretar con éxito diferentes situaciones.
Queda pues un trabajo interesante por hacer, que va a generar beneficios en el rendimiento del portero y por otro lado, un aumento en la cultura sobre este aspecto, tanto para los padres como para los entrenadores de porteros, que tanto velan por la mejora integral de sus pupilos. Esta labor, trasladándola al día a día, en la relación con el entorno, va a propiciar sensaciones de integración, de aceptación de los demás y los resultados serán verdaderamente muy positivos a nivel familiar, social, incluso a nivel sentimental; pero por encima de todo, a nivel interno, para saber negociar con uno mismo, desde el autodiálogo y para entender bien como queremos enfocar nuestra vida en el futuro, que al final es lo más importante.
Estamos convencidos que un alto porcentaje del éxito en la vida viene marcado por las habilidades sociales, más allá del conocimiento sobre cualquier materia, ya sea en el ámbito académico, laboral o de cualquier otra índole, debido entre otras cuestiones, al rápido y fácil acceso a la información que tenemos sobre cualquier asunto que nos interese en un momento determinado; obtendremos lo que buscamos casi a golpe de click, gracias al avance de la tecnología.
Sabemos que se ha de trabajar duro cada día en el aspecto físico, técnico, táctico, en la participación en el juego de conjunto para estar perfectamente coordinado con el resto de líneas, además de la preparación específica con el entrenador de porteros del equipo y/o con alguna escuela de adiestramiento de porteros y también sabemos que son muchas las horas que hay que dedicar, con los cinco sentidos puestos, tanto en el juego, como fuera “del verde”, ya sea en sesiones de vídeo o en las charlas de los entrenadores, pero debemos estar de acuerdo que para tener una formación integral, se ha de trabajar, con la misma intensidad el aspecto emocional y saber manejar las situaciones que se viven cada día y se van a vivir a futuro, en este maravilloso pero a la vez complicado mundo del fútbol en general y del portero en particular.
No conocemos un éxito que se mantenga en el tiempo sin que detrás no haya un trabajo hecho a conciencia, bien estructurado y asesorado por profesionales. No nos imaginamos ir a jugar los domingos los partidos de liga, después de haber entrenado solo unos minutos, por nuestra cuenta, durante algún día de la semana, sin planificación ni control; el resultado puede ser de frustración por tener una escasa preparación; nos haría pensar que no somos capaces de mejorar y de obtener buenos resultados; pues bien, en el entrenamiento emocional ocurre exactamente igual, se deben tener armas para poder encarar situaciones con garantías de éxito. Un carácter bien preparado estará listo para competir en el fútbol y en la vida. No debemos caer en la dinámica de desestimar y por consiguiente de no poner toda la atención en mejorar aquellas parcelas de nuestro perfil como persona y como portero que más nos cuesten. El camino fácil no fortalece, al final genera desilusión y decepción.
Todos queremos sentirnos seguros, valorados, que pertenecemos a un grupo humano, nos gusta tener la sensación de que aprendemos, que ayudamos a los demás, sea en el aspecto que sea; pues bien, si ponemos el foco de atención en la educación emocional, estaremos muy cerca de conseguir todas estas metas y nos llevará a un punto que podemos denominarlo como equilibrio emocional. Estamos convencidos que para llegar a este equilibrio, que nos puede cambiar la forma de ver las cosas, serán tanto el trabajo como la dedicación los aspectos que deban estar muy presentes en nuestro día a día.